miércoles, agosto 16, 2006
El tunel
Érase una vez, no en un lejano país sino mucho más cerca de lo que uno se podría imaginar, dos hermanos que se peleaban constantemente. Sus gustos, personalidades y sensibilidades eran totalmente distintas y se enfrentaban todo el día… hasta que su madre, cansada de oírlos, los manda a jugar fuera y les pide que se entiendan de una vez por todas. Una vez ubicados en un terreno baldío, lugar que ofrece siempre grandes posibilidades de juego para niños con imaginación, Juan encuentra un túnel que rápidamente decide investigar a pesar de los ruegos de Rosa, siempre temerosa ante ese tipo de aventuras.
El tiempo pasa, lento como siempre en estos casos, y la niña decide, a pesar de su miedo, ir en busca de su hermano. Del otro lado encuentra un bosque que va haciéndose más sombrío y amenazador a medida que va internándose en él, hasta que finalmente, en un claro del bosque, encuentra a su hermano convertido en piedra. Ella corre y lo abraza y derrama sobre él lágrimas de pena y desesperación hasta que, poco a poco, va sintiendo como el calor va ganándole terreno a la fría piedra y logra recuperar a Juan con quien huyen de regreso a casa.
Esta historia, magistralmente contada, tiene la gran virtud de mantener a su lector en constante tensión activando en éste varios sentimientos que terminan confluyendo todos en una reconfortante y cálida sensación de paz. Este último sentimiento surgido, claro, de constatar que la valentía y el amor entre los hermanos logró finalmente unirlos a pesar de sus diferencias. Si pudiésemos medir la calidad de un cuento o una historia en función de la intensidad de las emociones que despierta en el lector, definitivamente el Túnel representa una fuente de alto voltaje emocional.
Es además un excelente ejemplo de álbum ilustrado, es decir, una historia en la que la narración textual se complementa perfectamente con la narración gráfica. Si bien es cierto que ambas tienen importancia al momento de contar la historia, tratándose de Anthony Browne, las ilustraciones transmiten con gran maestría ideas, significados y sentimientos. Cuando el texto nos cuenta, por ejemplo, que Rosa pasa las noches temerosa en su cuarto, la ilustración nos permite verla, con las sábanas hasta las narices pero incorpora al cuadro otros detalles como el de su abrigo colgado en la penumbra que toma la amenazadora forma de un lobo; o la de los zapatos lanzados al borde de la cama que invitan a pensar que hay alguien debajo de ella. De esta manera un texto sencillo te va introduciendo en la historia y un conjunto de ilustraciones te terminan envolviendo.
Ya hemos hablado antes de Anthony Browne cuando reseñamos otra de sus grandes obras, “Voces en el Parque”, que junto con “Gorila” y “Zoológico”, nos argumentan con contundencia el hecho de que haya sido merecedor del “Hans Christian Andersen”, (que muchos identifican como el Nobel de la literatura infantil). Otra de las ventajas es que la editorial que tiene a su cargo la mayoría de sus cuentos, el FCE, tiene una gran capacidad de reposición de sus títulos en el mercado, por lo que uno tiene la posibilidad de poder encontrarlos siempre. Sabemos que el FCE ha editado ya la versión en español de “King Kong” y que ha estado a la venta en Amazon desde fines de junio. Esperemos que llegue pronto al Perú y a otros países donde trabaja esta editorial.
Precio: S/. 38
Librerías: FCE, Virrey, Época, Crisol.
Edad: A partir de 3 años
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