lunes, octubre 26, 2009

Todo Paracuellos

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La letra con sangre entra, (y con cachetadas también).

Érase una vez, en una dictadura no tan lejana como uno quisiera, varios reinos a los que llamaban “Hogares de Auxilio Social”, la verdad, no eran sino escuelas de internado para niños huérfanos de la guerra civil española y para otros con padres, ilusos ellos, que pensaban que estaban mejor allí que en sus casas. Estos Hogares estaban regentados por un cura-rey, un instructor falangista y una horda de viejas ratas de sacristía que rezaban solo con una mano porque con la otra repartían cachetadas a discreción. Uno de estos reinos era capitaneado por Antonio, un instructor al que, de cuando en vez, le entraba cierto impulso creativo por innovar en sus metodologías educativas: “!a formar todos, los tres últimos cobran!”, (una cachetada se entiende), vociferaba mientras desataba una estampida de temerosos niños que se peleaban por no estar entre los tres últimos.

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Inocencio siempre era de los tres últimos, siempre. Y claro, una parálisis infantil le había dejado una pierna más flaca que la otra y para que no se le rompieran los huesos la tenía anclada a un complejo engranaje de fierros. Así que siempre cobraba. Pero todo empeoró cuando Antonio se empecinó en superar el record de niños tumbados de un solo sopapo que tenía el instructor de otros de estos inefables “Hogares”. Tenía que tirarse al piso a nueve inocentes, puestos en fila india de una sola. Solo lo logró cuando los niños descubrieron que la vanidad y reputación de su instructor estaba en juego y que había que darle una mano con eso de tirarse al piso.

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Cuando uno lee una de estas muchas historias, pequeños dramas cotidianos que fueron recopilados por su autor en base a largas conversaciones con muchos de sus ex compañeros de infortunio, no puede dejar de asombrarse de la crueldad y cobardía de los adultos y de la facilidad y soterrado placer con que abusaban de su poder. A veces nos tropezamos con escenas que nos pueden hacer reír mucho, pero es una risa que se suele apagar rápidamente cuando tomamos conciencia de que fueron reales y de que, lamentablemente, aún lo siguen siendo en muchos hogares de cualquier reino. Un cómic que tiene la virtud de desenmascarar una sociedad en un momento histórico concreto, pero que también funciona perfectamente como una denuncia lamentablemente actual.

Título: Todo Paracuellos.
Autor: Carlos Jiménez.
Editorial: De Bolsillo.
Librería: Ibero.
Edad: a partir de 12 años.
Precio: S/. 81. (Una pena el proceso inflacionario que ha tenido este extraordinario cómic, durante la feria internacional del libro estuvo en S/. 40, luego pasó a costar S/. 59 y ahora, ya ven…).

3 comentarios:

  1. Anónimo11:38 a.m.

    Hola Juan Carlos, soy Flavia.
    Te escribí para decirte que tu blog es lo máximo, me encantan tus comentarios y comparto tu entusiasmo por los libros infantiles ahora que tengo una hija. No sé si esto te llegará, soy medio taba con este tipo de comunicaciones... o sea que aquí la corto porque creo que ya traté de enviarte un mail anterior que debe haberse perdido en el espacio porque no lo veo por ninguna parte... intento otra vez!

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  2. Anónimo11:42 a.m.

    Ajá, creo que ya le agarré el truco. Te doy un par de títulos de libros que me han parecido pajísimas. Uno es El juego de las formas, del genial Anthony Brown, otro lindísimo La escoba de la viuda, una historia corta, perfecta, con ilustraciones maravillosas en color cepia y grano grande. El príncipe feliz, de la editorial emecé, ilustrado por Carlos Nine también es lindo.
    Finalmente, una pequeña colección, Tesoros, con 4 historias preciosas, que conseguí en la librería Casa Tomada...

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  3. Hola Flavia, aqui puedes encontrar otra reseñas de Anthony Brownw
    http://elperroenlaluna.blogspot.com/search/label/Browne

    Gracias por seguirnos

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